Con un área de 165 m2, colindante con una quebrada.
A partir de un predio pequeño se crea la posibilidad de dividir el espacio en dos ambientes, un espacio interior como lugar de encuentro y otro exterior que se relacionara con el entorno natural que la quebrada ofrecía. Se planteó una cubierta que permitiera estar en relación visual con la naturaleza creando así un espacio semi intemperie, allí se plantea un juego de luces y subniveles para dar una mejor calidad espacial a la zona de mesas, el área de servicios está dispuesta para la visual del cliente.
Proyecto en asocio con Anibal Isaza Estrada.